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NO TODAS LAS MUJERES MENSTRUAN Y NO TODAS LAS PERSONAS QUE MENSTRUAN SON MUJERES

Actualizado: 24 jun

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Durante generaciones, se nos ha enseñado que la menstruación es una experiencia exclusivamente femenina, casi como si fuera su sello de identidad. Esta idea ha sido tan repetida que se ha vuelto “sentido común”. Pero ¿qué pasa cuando miramos más de cerca? ¿A quién incluye y a quién deja fuera esta narrativa? ¿Qué impacto tiene seguir diciendo que “las mujeres menstruan”?

Hoy queremos abrir esta conversación, porque las palabras no son neutras: tienen peso y dan forma a nuestra sociedad.

Lo que dejamos fuera cuando decimos que "laS mujeres menstruan"

A simple vista, puede parecer una afirmación inofensiva. Pero en realidad, refuerza un estereotipo que no representa a todas las personas ni todas las experiencias:

  1. Hay muchas mujeres que no menstrúan. Algunas nacen sin útero, otras atraviesan condiciones médicas como el síndrome de Rokitansky, otras están en menopausia o reciben tratamientos hormonales, y muchas simplemente tienen ciclos irregulares o inexistentes por causas naturales o inducidas.

  2. Hay muchas personas que sí menstrúan y no se identifican como mujeres. Hablamos de hombres trans, personas no binarias, intersexuales y otras identidades que viven el ciclo menstrual en cuerpos que no encajan en la narrativa tradicional.

Entonces, ¿qué logramos con esta frase tan limitada? Reducir una experiencia fisiológica compleja a una sola identidad de género. Y con ello, se atribuyen roles, responsabilidad, se silencia e invalida a millones de personas.

El impacto invisible. Cuando decimos que “las mujeres menstruan” como si fuera una verdad universal:

  1. Aumentamos la presión sobre niñas que comienzan a menstruar. Se les otorgan roles, a muchas se les dice que “ya son señoritas” o que “ahora tienen que comportarse como mujeres”, cuando en realidad siguen siendo niñas que están viviendo un proceso biológico normal.

  2. Invalidamos la identidad de mujeres cis que no menstrúan. Ellas pueden sentir que su cuerpo “está fallando”, que “no son suficientes”, o que “no son completamente mujeres”, cuando en realidad su identidad no debería estar condicionada por su útero o sus hormonas.

  3. Ignoramos y marginalizamos a las personas trans y no binarias. Muchas de ellas enfrentan incomodidad, disforia o incluso violencia al intentar acceder a productos menstruales o al hablar de su ciclo, porque el entorno no reconoce su menstruación.

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¿Qué pasa cuando hablamos con lenguaje incluyente?

Cambiar el lenguaje que usamos no es solo una cuestión simbólica: es una herramienta concreta para transformar realidades. Cuando elegimos hablar de personas menstruantes en lugar de “mujeres”, suceden cosas positivas y necesarias:

  1. Visibilizamos a más personas. Quienes antes eran invisibles o excluidxs comienzan a sentirse parte de la conversación.

  2. Promovemos entornos más seguros y empáticos. En escuelas, clínicas, espacios laborales y redes sociales, un lenguaje incluyente puede ser el primer paso para que más personas se sientan aceptadas, respetadas y libres de vivir su experiencia menstrual sin miedo ni vergüenza.

  3. Rompemos con estigmas de género. Al separar la biología del género, enseñamos que ni la menstruación ni su ausencia definen quién eres o cómo deberías de comportarte.

  4. Fomentamos una cultura de cuidado colectivo. Al nombrar a todxs, también creamos soluciones que funcionan para más personas: desde productos hasta políticas públicas, pasando por campañas educativas.

En resumen: el lenguaje incluyente no divide, amplía. No borra, reconoce. No es una amenaza: es una oportunidad de cuidar mejor.
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En OYMO, creemos en una menstruación que no excluya, no imponga y no defina quién eres. Por eso usamos y defendemos términos como “personas menstruantes”. No porque queramos borrar a nadie, sino porque queremos nombrar a más personas, incluir a más cuerpos, validar más historias.

Esto no se trata de “quitarle a las mujeres algo que les pertenece”, sino de reconocer que hay más de una manera de habitar la experiencia menstrual. Y todas son válidas.

Menstruar no te hace mujer. No menstruar no te quita tu identidad. La menstruación es una función biológica, no una prueba de feminidad, ni un “pasaporte” para entrar al mundo adulto.

Entendemos que cambiar el lenguaje puede generar incomodidad o resistencia. Pero eso también es parte del crecimiento. Nombrar las cosas de otra manera nos obliga a pensar, a cuestionar, a ampliar nuestro mundo.

Hacia una menstruación más libre y consciente

Queremos que el futuro de la menstruación sea diverso, compasivo y respetuoso. Donde niñas, adolescentes, mujeres cis, hombres trans, personas no binarias y todas las personas menstruantes puedan encontrar productos que se ajusten a sus cuerpos, información que les acompañe y comunidades que les escuchen.

Porque sí, no todas las mujeres menstruan y no todas las personas que menstruan son mujeres. Y reconocer eso no solo es un acto de respeto: es un paso significativo hacia un mundo más justo y empático para todxs.

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Fuentes y lecturas recomendadas:

  • UNFPA (2022). “Inclusión de personas trans y no binarias en el acceso a salud menstrual”

  • ACOG (2021). “Diversity in Menstrual Health: Acknowledging All Experiences”

  • Sayak Valencia (2019). Capitalismo Gore

  • Menstrual Health Hub. Guía sobre justicia menstrual interseccional

  • TEDx Talk de Schuyler Bailar: “Why inclusive language matters in health care”

 

 
 
 

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